lunes, 26 de diciembre de 2011

¿Buenos y malos? La militarización del País


Felipe Calderón prometió cumplir y hacer cumplir la constitución y militarizo al país de manera irresponsable ahogándolo en un baño de sangre a merced de bandas criminales que operan dentro y fuera de las instituciones políticas y militares. La opinión pública, amedrentada y harta de la violencia e inseguridad, se volvió hostil e irresponsable y avaló el asesinato como método de justicia expedita. Deshumanizar al delincuente como “enemigo” predispone a la sociedad para aceptar la aniquilación y el asesinato sin cuestionar, sin exigir transparencia y rendición de cuentas. Esta es claramente una guerra por el poder, entre poderes, no una batalla por la justicia y la paz social.

El gobierno federal, por todos los medios posibles, se publicita como un luchador incansable por nuestra seguridad, que tiene una concepción básicamente policiaca contra la eliminación de grupos sociales considerados indeseables, sin valores sociales o peligrosos por ser o parecer criminales: jóvenes con adicciones, mujeres de delincuentes, familiares de sospechosos, luchadores sociales o/y activistas. La limpieza social a través de un ambiente autoritario que se niega al diálogo y en el cual no opera un sistema de justicia transparente. La autoridad nos ha dicho que las miles de muertes son producto de malos matando malos y buenos matando malos. Hoy sabemos que muchas personas inocentes han sido víctimas de la tortura o encarcelados, incluso muertos, por eso resulta inaceptable asumir que imponer la ley es clasificar a las y los mexicanos entre “buenos” y “malos” pero surge una pregunta ¿Quién y cómo lo deciden? Si hacemos un balance entre muertos y detenidos llegamos a la conclusión de que se está desarrollando una guerra contra los pobres, más no contra la pobreza, por simples prejuicios raciales.

Ahora, ¿El gobierno realmente cree que con la militarización de la sociedad va a ganar la guerra contra el narcotráfico? ¿Creemos que el gobierno cree lo que nos está diciendo? El sentir popular se vislumbra en absoluta confusión porque es claro que todos sabemos que se nos miente, que se nos manipula y que se nos traiciona, pero por otro lado aceptamos sin mayores conflictos la militarización de nuestra vida, aceptamos mansamente o mejor dicho mensamente seguridad, pero seguridad ¿Para quién? ¿Quizás? Estamos hablando del temor de la clase política y de la alta clase empresarial a un descontento generalizado de la población que ha sido excluida de todo tipo de participación. Este temor podría ser la verdadera causa de la militarización generalizada. El gobierno y los que “gobiernan” deberían esforzarse, en lugar de lesionar mas la economía del hogar común con un nuevo paquete fiscal, por ofrecer estabilidad laboral, educativa y social a los ciudadanos y poner la muestra con una política verdadera con el necesario y urgente objetivo de conseguir la credibilidad de la que carece y cuya falta es determinante para el problema de la ingobernabilidad.

(Publicado en Con-Ciencia Estudiantil, Oct. 2010)

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